Dondequiera donde vaya
dondequiera donde esté
marcado en mi pupila
a golpe de cincel
como grabado en fuego,
que ni el llanto desmesurado
ni las risas agotadas,
consigue distraer.
Yo me rindo, es inútil;
para siempre dos almas unidas
por un sentimiento
que, por no ser mutuo,
aún más fuerte es.
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